sábado, 4 de septiembre de 2010

HE LLORADO OTRA VEZ

He llorado otra vez esta mañana, pero no con lágrimas que amansan despedidas y suavizan congojas. He llorado por la injuria y la malicia. Por la mano criminal que ha mancillado al débil, al vencido por el peso de los años, a un anciano.A mi padre.
He llorado acíbar por la afrenta, por el ladino gesto del indigno que a hurtadillas ha saqueado los bolsillos del enfermo que se le había confiado.
Ese ladrón que está cebado, como la bestia en el monte umbrío, sigue acechando a nuevas víctimas en cada jornada y comparte sus miserables días con personas que dignifican su trabajo, que honran su nombre y el de la empresa de salud que los cobija. Les ha arrojado a todos el oscuro manto de la sospecha, de la duda, que difícilmente saldrá a la luz. Pero a la frágil justicia de los hombres, se yergue La Palabra del Señor: "Pues si algo está escondido, tendrá que descubrirse, y si hay algún secreto, tendrá que saberse". ¡Quien tenga oídos, que oiga !.-Mc 4,22.-
Cristóbal descansa lejos de la miseria del mundo. La Misericordia infinita del Señor redima al aprendiz de Caronte, que en la mañana del domingo 11 de julio, cobró con impudicia sus servicios.
(publ. El Ancasti.19-08-2010)

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