sábado, 29 de enero de 2011

LUZ DE ENERO

Hemos transitado el primer tramo del 2011, año de grandes expectativas tanto en lo personal como en lo público, por ser año electoral. Todos sabemos que aunque no estemos involucrados en la campaña de los partidos políticos, nos comprende y compromete a todos el resultados de estos actos de soberanía democrática, indispensables para la organización y progreso del país. La reflexión que acompaño surge de una confrontación con mis más recónditos principios.

-Llega a su fin el mes primero de este año 2011. Cuánta esperanza renovada, cuánta despedida entre lágrimas o sonrisas son enviadas al refugio del recuerdo. Cuántos abrazos y promesas siguen latiendo en sangre tibia, esperando como Lázaro el día señalado para volver a ser.
Hay un impulso que revive con el año como torrente que no arrasa sino fecunda, generando en brotes nuevos tantos proyectos y desafíos.
La luz de enero que nos entregó el 2011 perdura en nosotros como fuego incandescente, orientándonos cuando transitemos- sin poderlo evitar-,tramos oscuros de bocaza de dragón cebado dispuesto a tragar las ilusiones.
Y seguiremos firmes en el empeño de alcanzar la cima donde la luz es más brillante y el cielo más azul, tanto que a veces nos confunde haciéndonos creer que es el mar. Y quizá lo sea, porque en nuestra pequeñez, algunos encandilados no alcanzamos a darnos
cuenta que estamos cabeza abajo, convencidos y subordinados a la trágica monotonía de una vida vacua, lejos de alcanzar el horizonte de grandeza que por heredad divina nos pertenece y que estamos obligados a recuperar y a preservar, como dignos
hijos de esta tierra de corazón abierto.

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